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A LA MEMORIA DE JOSÉ RAMÓN CARVAJAL “COCO”

 

Han dicho muchos compañeros que a los hombres y mujeres constructores de la historia se les deberían hacer los homenajes en vida y no después de su partida. Pero hay unos que no nos dan tiempo o simplemente nos negamos a hacer esos homenajes, tal vez porque ese acto podría asemejarse a una despedida que nunca quisiéramos que ocurriera.

JOSÉ RAMÓN CARVAJA, o como cariñosamente le decíamos, “COCO”, visualizó nuestro paisaje y dibujó en su canto pasajes de indignación y llantos, motivados por el actuar asesino del capitalismo. A sus 25 años mozos llegó a las selvas del verde paisaje del  piedemonte araucano; caminó las parcelas por senderos polvorientos, pastizales verde oliva, olfateando en su respirar profundo el mastranto de la hierba, el olor de las semillas y las flores en cada camino interminable de nuestro laberinto boscoso.

Conoció nuestro territorio escurriendo a cada rato su camisa sudorosa y su sombrero borsalino de alas anchas, como anchas fueron sus esperanzas e ilusiones por una patria bonita, solidaria, franca, digna y libre.

Nuestro Coco, retorciendo su pecho hacia adelante, sin permitir la caída al suelo de su poncho de colores y dejando ver su frente con el sombrero posado en la corona, siempre llamó las cosas, los actos, los movimientos sociales, los actores ilegales pero legítimos, por su nombre. Así mismo, al enemigo del pueblo fue capaz de llamarlo asesino.

Coco participó en el primer paro cívico de la región, el famoso paro del 72, incansable tema de sus remembranzas. También, en el segundo paro cívico de 1982 y el del nororiente en 1987; así mismo, en todas las movilizaciones y paros que desde entonces y hasta la fecha realizamos en esta región. Para cada uno de ellos, creó un poema o una canción, ya fuera alentando la lucha del pueblo o en contra del régimen opresor.

Sus travesías en el camino de la lucha social se materializaron en la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos ADUC, particularmente, en la inspectorial de Panamá de Arauca, en los distritos 1 y 3 del municipio de Tame, en la Finca Los Guayabales vereda La Independencia, donde además, echó raíces en los jóvenes Asojerianos. Su solidaridad se expresaba a diario, no solo, en su preocupación por la situación del pueblo sino en sus actos humanitarios en favor de los amigos y compañeros que necesitaban de su apoyo.

Si alguien ha partido con la preocupación profunda de mejorar el trabajo que abre puertas a la construcción de consciencias individuales y colectivas, sin lugar a dudas, fue Coco.

Compañero, amigo, hermano y pariente, no escatimó ningún esfuerzo para invitar al campesino, al indio, al negro, al joven, a la mujer, para que se encontrasen en algún lugar del universo de las ideas consecuentes. Coco fue un hombre que no requirió del lenguaje técnico para dejarse comprender en el difícil trabajo de generar consciencia social; nunca se apegó al individualismo y luchó por las necesidades humanas, dejando las suyas y las de su familia para lo último; criticó los avances tecnológicos porque consideró que ese mundo satelital, si bien es cierto, hizo la comunicación entre seres humanos más rápida, nos separaba del amor al pueblo.

Otra de las facetas de Coco, fue no sentir temor por la tarima y el escenario: nos permitió escuchar sus versos campesinos en la narración de la tragedia emanada del ejercicio criminal del enemigo; con su sombrero y poncho al hombro se ganó la ovación de un pueblo reunido, no importaron errores gramaticales como “un masacre”, esa expresión se convirtió en un símbolo para mantener viva la memoria de Santo Domingo y La Cabuya. Coco cantó también a la vida, a las añoranzas y a las injusticias.

Buen observador y lector de movimientos sospechosos, acertado crítico de la impuntualidad y la indisciplina en el desarrollo de una tarea; jamás requirió de un automotor para recorrer, con su responsabilidad a cuestas, la soledad de un camino o lo largo de una carretera. Nunca fue propietario de nada pero sí reclamó, a nombre del campesino, los derechos colectivos; los años fueron envejeciendo el cuerpo infatigable del compañero que nos deja hoy; los caños del piedemonte surtieron de agua el sombrero para refrescar su cuerpo y el Edificio de la  ADUC prestó la frescura del primer piso para que Coco descansara del sofocante calor del mediodía, cuando el Cocuy abandona el piedemonte con sus vientos refrescantes.

No queda más que decir que en físico se va el amigo y compañero de don Alirio, Leonel, Jorge, Galy, Severo, Tiberio y Camastrón, pero también de otros grandes como Joel Sierra, Parmenio Bonilla Paredes, José Odel Lizarazo y muchos otros luchadores que han dejado, como Coco, ese legado de sencillez, lealtad, nobleza, firmeza y resistencia. Si no fue Coco, el que pudiese ver las construcciones de un fututo socialista, sí serán sus hijos o sus nietos los que logren ver las ventanas de la transformación y  edificación de ese monumento de libertad que en tantos cantos, poemas, escritos y palabras, con la mano arriba nos ayudó a construir.

A las mujeres que compartieron su afecto, Alba y María Teresa, a sus hijos y demás familiares, gracias por acompañar a nuestro hermano de lucha hasta el último suspiro de su vida; nadie mejor que ustedes lo escucharon soñar despierto, refrescaron con agua su espalda y cabellera. De ustedes su lealtad con el compañero, de ustedes la certificación de las constantes añoranzas, anhelos, sueños y esperanza del cantor que se nos va; de ustedes el acompañamiento afectuoso que requirió en sus últimos días de resistencia a la muerte y a ustedes les estamos agradecidos quienes tenemos la delicada responsabilidad de materializar su legado, por permanecer con él sin renegar ni denigrar de la vida sencilla del compañero que despedimos.

Coco, compañero y hermano de lucha, asumiremos con rebeldía y beligerancia sus banderas transformadoras, sus enseñanzas nos guiarán siempre hacia la construcción de la nueva sociedad por la que usted trabajó incansablemente.

 

POR UNA COLOMBIA LIBRE Y SOBERANA…UNIDAD Y LUCHA!!
MOVIMIENTO POLÍTICO DE MASAS SOCIAL Y POPULAR DEL CENTRO ORIENTE DE COLOMBIA