EL MOVIMIENTO POLÍTICO DE MASAS SOCIAL Y POPULAR DEL CENTRO ORIENTE COLOMBIANO (MPMSPCOC)
El MSP es una forma organizativa a través de la cual se materializa la organización del pueblo colombiano, que brega por construir un mundo en que la explotación, la división social en clases, la marginación y exclusión sean superadas para siempre. Por esto, nuestros más antiguos antecedentes están en las luchas de resistencia que libraron los pueblos originarios de esta tierra contra la invasión española desde 1492. Asimismo, se extienden a las luchas de los pueblos africanos por contener su destrucción a través de su caza, destierro y esclavización en tierra americana y que aún tiene hondas repercusiones no sólo en África y América, sino en todo el mundo.
Nuestros orígenes también se remontan a las luchas de los campesinos del Movimiento Comunero, que golpeados por la Corona Española se organizaron y abrieron paso a la más grande campaña por la primera independencia de nuestra tierra. Nos anteceden los indígenas, negros esclavos, y campesinos, que organizados como fuerzas patriotas constituyeron un verdadero ejército para la libertad, hábilmente conducido por criollos de renombre como Antonio Nariño, Antonio José de Sucre y Simón Bolívar, entre muchos otros. También se encuentran en los obreros, campesinos, e indígenas que desde comienzos del siglo XX han dado lo mejor para levantar la infraestructura de nuestro país, y que lastimosamente en pago han recibido salarios de hambre y persecución política.
Nuestros antecedentes más particulares se encuentran en los campesinos que, durante los años de la llamada época de la violencia, fueron desterrados a punta de bala por bandas al servicio de la oligarquía, y que para salvar sus vidas se fueron montaña adentro, colonizando el piedemonte y las tierras planas de los Llanos Orientales. Esos mismos que encontraron en el pueblo llanero dirigido por Dumar Aljure y Guadalupe Salcedo un ejemplo para levantarse y exigir respecto a su dignidad.
También están en los campesinos que desterrados fueron a parar como obreros a las fábricas levantadas en los valles del Tundama, Sugamuxi y Bacatá. En los campesinos con poca tierra, que cada vez es más improductiva, mientras la promesa del pedacito de tierra que prometió la Reforma Agraria se posterga, y en cambio el gran latifundio crece sin cesar.
Nuestros antecedentes los pueden hallar en los millones de campesinos desterrados por medios violentos a la ciudad, proceso que baja los salarios y engorda las ganancias de los grupos económicos. En los millones de colombianos que han sido arrumados en los “cinturones de miseria” de la capital del país, donde “se rumia el hambre y la muerte es ley”, que no tienen vivienda, educación ni salud.
Por lo tanto, nuestros antecedentes son el destierro, la violencia y la negación que ejercen los poderosos de la patria, sobre los humildes trabajadores que verdaderamente han forjado nuestra región. Pero lo son también las históricas y constantes luchas por defender los derechos, ese sueño imborrable de una patria: justa, digna, sin divisiones sociales, en donde nuestro trabajo permita realizarnos plenamente como personas, y no se nos condene a la violencia social.
Nuestros antecedentes organizativos más recientes están en los paros cívicos locales y regionales sucedidos en Bogotá, Boyacá, Arauca y Casanare, como en las luchas de sus habitantes en los paros nacionales de 1977, 1982, 1985, ecos que llegan hasta los más recientes de 2013, 2014 y 2016 que han tenido que repetirse una y otra vez, en procura de que el gobierno nacional cumpla con los acuerdos pactados, o ejecute obras para los cuales no tienen ojos. Se localizan en los paros, tomas y bloqueos a que recientemente se han visto obligados los pueblos U`wa y Sikuani en defensa de su territorio y cultura. Están en las huelgas y paros protagonizados por los obreros y empleados de las fábricas ubicadas en Boyacá, Santander y Bogotá, así como en las duras luchas de los trabajadores del sector minero energético del Casanare, Arauca y Meta. Se hallan también, en las históricas y permanentes protestas de los estudiantes de secundaria y universidad en ciudades como Bogotá, Tunja, Duitama, Sogamoso, Villavicencio, Pamplona y Bucaramanga, en reclamo de una educación pública, gratuita, de calidad y acorde a las profundas necesidades de la nación colombiana.
Se encuentran en las iniciativas y proyectos de autogestión social para garantizar la provisión de Bienes de Consumo Colectivo y resolver problemas urgentes como: las vías, el servicio de agua, energía, así como por el mejoramiento de los servicios de salud y educación. Juega un papel importante las luchas campesinas hechas por la ANUC, las que se materializan en múltiples iniciativas de cooperativas de producción y comercialización1.
Por todo esto, nuestro antecedente es la lucha social y popular de los pobladores del Centro Oriente de Colombia, con sus continuidades históricas, siempre rebrotando a través de múltiples experiencias, al punto de que su encuentro ha conducido a su necesaria convergencia y articulación como Movimiento Social y Popular.
¿QUÉ ES EL MSP?
Nuestro Movimiento es una respuesta organizativa que articula y potencia diversas iniciativas orgánicas de la clase popular del Centro Oriente de Colombia. Al articularse se dotan de mayor fuerza, ya que las iniciativas parciales ganan en proyección fortaleciendo su acción política. El Movimiento permite destacar y desarrollar la interacción adecuada entre las luchas reivindicativas con la realidad política que las produce, colocándolas en la perspectiva de un proceso de transformación social hacia una nueva sociedad.
Nuestro Movimiento es político en cuanto su acción se orienta a encarar la situación regional y nacional, promoviendo una nueva sociedad que exige una disputa por el poder frente a la oligarquía colombiana.
De masas por cuanto lo constituyen miles de personas de la clase popular a través de su articulación en múltiples organizaciones sociales, gremiales o de base, pero también, porque se orienta a incluir a los varios millones quienes la conforman.
Social porque su conformación básica parte de las organizaciones sociales de tipo local y/o regional, a través de las cuales se agremian las diversas clases populares en la lucha por sus reivindicaciones particulares.
Popular porque la base social que lo conforma es la clase popular, comprendida de la unidad de obreros, campesinos, indígenas, afros, sectores urbanos pobres y marginados, como de sectores urbanos de ingresos medios como: los maestros, estudiantes, los pequeños comerciantes, los empleados de los sectores público y privado, en pocas palabras, aquellos que no son dueños de los medios de producción.
El Movimiento Social y Popular es, por todo lo anterior, una manera como se materializa la solidaridad de la clase popular y su articulación desde los diversos sectores sociales, permitiendo que las masas populares se transformen en una fuerza propositiva, constructora y decisiva que ha de lograr orientar a todo el país rumbo a una nueva sociedad.
NUESTROS PRINCIPIOS:
Toda organización social cuenta con unos principios que sintetizan la visión y ética que debe fundamentar su acción. Es por esto que nuestro Movimiento, al ser constituido por el movimiento social, al ser parte de la clase popular del país, y al propender por una nueva sociedad, puede decir que cuenta con unos principios propios, orientados en el andar colectivo, razón por la cual deberán enriquecerse en el camino que aún nos queda por avanzar. Por lo pronto, los dividimos como principios: filosóficos y éticos, organizativos y políticos.
1. Principios filosóficos y éticos:
i. El trabajo es la fuente por la cual se reproduce el ser humano como sociedad, a través suyo se sucede la transformación del mundo y de la sociedad en la historia. Es nuestro deber luchar porque que el trabajo cobre la capacidad de engrandecer colectivamente a los seres humanos en todas sus dimensiones. Es así, que propendemos por unas relaciones sociales emancipadas, sustentadas en la cooperación social solidaria, libres de toda explotación, de toda forma de sumisión, y de todo aquello que degrade a los seres humanos y su sociedad.
ii. El planeta tierra es la casa natural en la que habitamos los seres humanos, por lo tanto, en nuestra interacción social con ella debemos establecer una relación armónica que permita la sostenibilidad histórica de largo plazo de la especie humana y de los demás seres que en ella habitan.
iii. Asumimos la Filosofía de la Praxis como la forma más desarrollada de comprender y asumir el mundo, entendiéndola incluso como un proceso de gestación y transformación de la nueva sociedad.
2. Principios Políticos:
i. Nos reconocemos como miembros de la clase popular porque hemos sentido el rigor de la explotación y marginación que sustentan la actual sociedad. Por eso, propendemos porque nuestra sociedad se rija por unas relaciones sociales emancipadas. Es así, que nos declaramos en función de superar toda forma de explotación, dominación, exclusión, humillación y abuso social.
ii. Nos distanciamos de toda práctica social explotadora, xenofóbica, segregacionista, sexista, fascista, imperialista, colonialista, excluyente y de sometimiento entre clases, pueblos y grupos sociales. Por el contrario, nos declaramos a favor de la fraternidad y la solidaridad entre regiones, pueblos y países del mundo.
iii. Comprendemos que la soberanía nacional y popular son parte del principio esencial que ha de posibilitar esas relaciones sociales emancipadas y de orden superior.
iv. Concebimos la soberanía popular, ejercida en forma cotidiana y directa a través de las reuniones de las organizaciones sociales, los cabildos, las asambleas populares y las movilizaciones como base de la democracia superior que proyectamos extender y consolidar en toda nuestra patria.
v. El resultado práctico del ejercicio de la democracia popular se debe materializar en un ejercicio cotidiano de control que ejercen las organizaciones sociales sobre su territorio y las formas sociales que sobre él se desarrollan.
vi. Comprendemos que, bajo la actual sociedad, el proceso político funciona sólo en favor de las clases con poder que, en sí mismo, promueve la corrupción, y excluye o inhibe la práctica cotidiana de la soberanía popular.
vii. Por lo anterior, desconfiamos ampliamente del sistema electoral porque destina a que renunciemos al ejercicio cotidiano de la voluntad popular, endosándosela a individuos “representantes” que resultan funcionales a los poderos. Por eso nuestros planes y proyectos se sustentan en la democracia asamblearia, en los cabildos populares, en la democracia activa que se viste de calle y movilización.
viii. A pesar de ello, reconocemos la existencia y dominio del actual sistema representativo, razón por la cual, sin renunciar al ejercicio cotidiano de la soberanía popular, orientamos parte de nuestra acción socio-política a la formulación de nuevas leyes, a fin de que el Estado y sus instituciones nos reconozcan y sancionen su validez y prioridad social.
ix. Reconociendo que otras organizaciones socio-políticas del país también buscan cambios sustantivos de la actual sociedad, pero que privilegian el sistema electoral representativo, consideramos que con ellas pueden labrarse coincidencias, y abrimos puentes para establecer alianzas de fuerzas, siempre y cuando estas se orienten para que las iniciativas de leyes populares cobren pronta realidad.
3. Principios organizativos:
i. La asamblea: como máximo espacio de producción de la soberanía popular.
ii. La democracia popular: como punto permanente de partida y llegada, medio que posibilita la acción creadora de la clase popular.
iii. La planificación permanente: como proceso de auto afirmación de la clase popular a diferentes escalas, y por el cual afinca sus fuerzas y es capaz de proyectarse determinando su tiempo social.
iv. La Gestión Social de la Organización Alternativa (GSOA) es un proceso permanente mediante el cual se produce el sujeto político de la transformación social en curso, y orientada a reproducir a gran escala relaciones sociales emancipadas bajo la filosofía de la praxis.
v. El liderazgo colectivo: medio eficaz para superar el individualismo, el caudillismo, y todas las formas unilaterales de participación que niegan o suplantan la enriquecedora acción colectiva de la clase popular.