Cumbre de paz del centro oriente y oriente colombiano
ORIENTE COLOMBIANO EN UNIDAD Y EN DEFENSA DE LA VIDA Y EL TERRITORIO
“Cosechamos esperanza sembramos país”
Los días 3, 4 y 5 nos encontramos los pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos y urbanos de la Cumbres Agraria, Campesina, Étnica y Popular y otras expresiones e iniciativas que trabajan por la paz de los departamentos del Meta, Arauca, Guaviare, Guainía, Vichada, Casanare, Cundinamarca y Boyacá, para avanzar en la construcción de una agenda política de paz. Llegamos desde los diversos territorios, veredas, corregimientos y comunas para cumplir un encuentro histórico para la construcción de Paz con justicia social y un país para la vida digna, convencidos y convencidas de que la unidad es el camino para avanzar en este sueño.
Fue un encuentro de identidades, luchas, resistencias, en el cual cada pueblo aportó desde su sabiduría resignificando las historias de dolor producto de la guerra, el despojo y la exclusión en historias de esperanzas, lucha y propuestas de vida.
Se contó con la participación del Gobernador del departamento de Arauca, Doctor Ricardo Alvarado quien reafirmó su compromiso de apoyar este proceso, planteando que la paz no es solo el acallamiento de los fusiles si no la vida digna del Pueblo. El Monseñor de la Diócesis de Arauca, Jaime Muñoz, compartió su mensaje sobre la necesidad de avanzar en una pedagogía de paz, para lograr sembrar en los corazones una nueva forma de vivir y relacionarnos entre todos y todas.
Respaldamos la salida política negociada del conflicto social y armado, saludamos el avance del proceso de dialogo entre el Gobierno y las FARC. Al tiempo, esperamos resuelvan, entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional-ELN, los puntos de divergencia para que ese proceso de diálogo continúe en su fase pública, y construyamos un proceso de paz integral.
Una vez instalada la Cumbre de Paz regional, en medio del entusiasmo de las organizaciones asistentes, se abordaron 7 ejes temáticos para compartir las diversas visiones y posiciones las organizaciones participantes.
Sobre el contexto nacional e internacional, se hizo énfasis en la afectación del modelo capitalista que ha destruido los territorios y la vida, encubierto en la concepción de “desarrollo”. Continuamos en la lucha por un modelo de vida armónico con la naturaleza. Denunciamos las Zidres porque violenta los derechos de campesinos, afros e indígenas y la autodeterminación, preparando los territorios al servicio de la acumulación del capital. Igualmente, denunciamos la existencia de una nueva reconfiguración del paramilitarismo como estrategia para despojo y control territorial.
En materia de Política Minero energético, se planteó la necesidad de actuar de manera conjunta para defender los territorios de la llamada locomotora minero energética, que lo que pretende es entregar a las multinacionales.
Nos comprometemos a construir una propuesta minero energética sobre la base de la soberanía nacional, la autosuficiencia energética y la participación directa de las comunidades en las decisiones sobre la explotación de los recursos naturales.
Se exige revisión de la renta minero energética en beneficio de los intereses del Pueblo.
En el tema de Territorio y territorialidad, se plantaron las diferentes visiones históricas, culturales, ancestrales y sociopolíticas que tenemos las comunidades sobre el mismo.
Ø Territorios indígenas.
Se hizo énfasis en la necesidad de continuar luchando por la defensa de los territorios autónomos ancestrales como un reconocimiento a la posesión y apropiación histórica de los pueblos indígenas de Colombia. Se planteó la necesidad de unir esfuerzos para la liberación de Madre tierra y recuperar los territorios usurpados por los terratenientes y las empresas multinacionales.
La propuesta es construir en conjunto un pacto de convivencia en los territorios, para consolidar posibilidades reales de relacionamiento respetuoso y recíproco entre pueblos.
Ø Territorios afros.
Defensa de los consejos comunitarios como un derecho conquistado para salvaguardar el territorio colectivo y la cultura. Se planteó la necesidad de la unidad de las diversas organizaciones afrocolombianas para la defensa los territorios y la libertad, porque pese a la abolición de la esclavitud continúan los intentos sometimiento. Se propuso la necesidad de pensar la construcción de territorios interétnicos, con una estructura autónoma de gobierno construida en consenso entre todos los pueblos.
Ø Territorios campesinos agroalimentarios.
Se reconoce que si bien hay avances sobre el reconocimiento de la territorialidad de las comunidades afros e indígenas, persiste una gran debilidad para reconocer los territorios de los comunidades campesinas, por ellos de manera autónoma los pueblos hemos construido territorios campesinos agroalimentarios, para reivindicar el derecho al territorio por parte del campesinado colombiano , entendiendo el campesinado como una sujeto social transformador y el territorio como una construcción social e histórica que va más allá de lo productivo , como escenario para consolidar un proyecto del bien vivir para los pueblos .
Ø Zonas de reserva campesina.
Si bien la figura de la Zona de Reserva Campesina ha sido reconocida por la ley 160 de reforma agraria de 1994, pero han pasado más de 20 años y el gobierno nacional no ha permitido su desarrollo, señalando que la autonomía de los campesinos significa una amenaza para el país catalogándolas como “republiquetas independientes”. Para nosotros, esta es una forma de blindar nuestros territorios frente a los intereses de los terratenientes y multinacionales que avanza con la violencia y el silencio del Gobierno Nacional. Reivindicamos nuestra apuesta de gobierno propio para regular la tenencia, la defensa del territorio para la vida y la producción territorialidad.
Como conclusión de este bloque planteamos:
1. Reconocemos las diversas formas de apropiación y posesión de los territorios que se vienen construyendo, continuaremos avanzando en la construcción de propuestas concretas de un nuevo ordenamiento autónomo del territorio que responda las lógicas, cultura y los procesos de luchas de los pueblos. Para ello, un paso fundamental es avanzar en rutas autónomas para la resolución de los conflictos territoriales que en gran medida han sido promovidos históricamente por el Estado nacional.
2. Reafirmamos el reconocimiento del campesinado como sujeto político de derechos.
3. Exigimos que se respete el derecho a la consulta y el consentimiento previo libre e informado para pueblos indígenas, afros, campesinos y urbanos, y reafirmamos las consultas populares.
4. Nos comprometemos a actuar de manera conjunta por la defensa del agua, los páramos y los bienes comunes y sagrados de nuestros territorios.
Justicia.
La justicia en nuestro país históricamente ha respondido al interés de la clase dominante, antecedentes como la llamada de justicia y paz de negociación con el paramilitarismo son una muestra de gran impunidad. En este sentido se concluyó:
Ø Reconocemos los avances del proceso actual de diálogos entre las FARC-EP y el gobierno, que plantea una propuesta de jurisdicción especial para la paz, como un gran paso significativo, pero llamamos a que en los acuerdos de terminación del conflicto armado exista un real proceso de justicia frente a los crímenes de estado y de lesa humanidad, se haga pública la verdad sobre los diversos hechos, se repare integralmente a las víctimas y se planteen garantías para la no repetición, de manera particular exigimos el desmonte y desmovilización total de toda la estructura paramilitar.
Ø En ejercicio de la soberanía nacional, nos oponemos a la extradición de colombianos y colombianas. Rechazamos la criminalización de la protesta social, exigimos el derecho a la protesta y la rebelión, exigimos la libertad inmediata a los prisioneros políticos porque son perseguidos por el régimen, promovemos una reforma institucional y una nueva política criminal que sea consultada y construida con la participación directa de las comunidades.
Ø Nos proponemos seguir avanzando en el fortalecimiento de las diversas de formas de la Justicia propia y comunitarias de los pueblos y exigimos su reconocimiento, respeto y garantías para el ejercicio autónomo.
Participación.
Reafirmamos las diversas iniciativas de sociedad en el marco de un proceso constituyente popular y democrático, como las constituyentes populares y democráticas por la paz, la mesa social para la paz, la comisión étnica para la paz y otras propuestas, para que de manera articulada fortalezcamos un proceso de construcción y participación directa y decisoria desde los movimientos sociales, políticos y populares.
Reiteramos, que en el contexto de negociaciones de La Habana respaldamos el mecanismo de refrendación que sea consensuado entre las partes.
Exigimos, que se consulte a las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas frente a los acuerdos que comprometan sus territorios.
Exigimos, una participación directa vinculante y decisoria del pueblo en el proceso de implementación de los acuerdos en los territorios para que se dé un real proceso una paz sostenible.
Nos comprometemos a impulsar las conclusiones de esta cumbre y continuar el trabajo en las regiones para consolidar las propuestas de paz, articulándonos organizativamente e impulsando una pedagogía popular para la paz.
En esta cumbre de paz los diversos sectores y organizaciones decidimos y llamamos a todos los sectores a cumplir y desarrollar juiciosamente las apuestas políticas, amplias, unitarias y movilizadores de esta cumbre para la construcción de una paz democrática, estable y duradera que sea capaz de conquistar el país del tamaño de nuestros sueños.
Igualmente, decidimos participar al proceso de movilización que se está gestando en el país. De manera específica, participaremos de las jornadas del 17 de Marzo y ratificamos y convocamos a la realización del gran paro nacional definido por la Cumbre Agraria Campesina, Étnica Popular.
“Sembramos esperanza y cosechamos país”
“Arauca, Marzo 5 de 2016.



