DIÁLOGO REGIONAL DE MUJERES DEL CENTRO ORIENTE DE COLOMBIA
Saravena (Arauca) 01 de junio del 2018
“No puedo olvidar lo vivido.
Me doy cuenta que no te puedo dejar,
Por más que nos separe el miedo,
Te necesito paz, para poder amar”.
Las mujeres organizadas en la Asociación Regional de Mujeres del Centro Oriente María Antonia Santos y en cada una de las organizaciones zonales como la Asociación de Mujeres Unidas por Santander –ANMUSAN-, Unión de Mujeres Comuneras por Santander –UMCOSAN-; Asociación de Mujeres Unidas por Casanare –ASMUC-; Asociación de Mujeres Unidas por Cubará Boyacá –ASMUCUB-; Asociación de Mujeres Emprendedoras de Sácama Casanare –AMESAC-; Comité de Cosecheras de Dichavita en Sogamoso-Boyacá; y la Asociación Amanecer de Mujeres por Arauca –AMAR-, articuladas a la Confluencia Nacional de Mujeres para la Acción Pública y la Juntanza de mujeres por la paz. Al igual que delegadas de la Asociación de Mujeres Araucanas Trabajadoras –AMART-, Asociación LGTBI Saravena Diversa –ALSADI- y Asociación de Familias Víctimas de Desplazamiento Forzado de Saravena ASOFAVIDSA; reunidas en el auditorio de la sede de la Asociación de Educadores de Arauca –ASEDAR-, en el municipio de Saravena-Arauca, para dar apertura al Diálogo Regional de Mujeres por la Paz como un espacio amplio de discusión y generación de propuestas para la construcción de la paz desde la perspectiva de las mujeres y sus realidades.
Este encuentro, además, contó con la participación de hombres y mujeres de otras organizaciones del Movimiento Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente de Colombia, como la Asociación de Cabildos y Autoridades Tradicionales de Arauca –ASCATIDAR-, Asociación Juvenil Estudiantil Regional –ASOJER-, Asociación de Jóvenes y Estudiantes de Colombia –ANJECO-, Asociación Nacional Campesina José Antonio Galán Zorro –ASONALCA-, Fundación de DDHH Joel Sierra, Asociaciones Municipales de Juntas de Acción Comunal y los medios de comunicación popular Trochando Sin Fronteras y la Emisora Comunitaria Sarare Stereo; así mismo, con el acompañamiento de la MAPP-OEA, la Iglesia Cuadrangular de Saravena y el asesor de paz de la Gobernación de Arauca.
Partimos de reconocer que el conflicto en Colombia, además de armado, es social y político. Que su origen está en las desigualdades e inequidades sociales producidas por un sistema económico capitalista basado en la explotación y la dominación de una clase sobre otra, donde se mercantiliza la vida, la dignidad de los seres humanos y sus territorios. Como consecuencia de ese régimen opresor, se ha sumido en la pobreza y miseria a la mayoría de mujeres y hombres de nuestro país, se ha saqueado y despojado los bienes de la naturaleza, se ha perseguido al movimiento social, y en general se ha sumido al país en una hecatombe ambiental, social y humanitaria.
En consecuencia, desde este encuentro, las mujeres del Centro Oriente nos manifestamos:
Contra este régimen de explotación y dominación, donde los ricos acumulan capital privando del mínimo bienestar social a las mayorías de los pobladores. Comercializando derechos fundamentales, privatizando la salud, educación, vivienda, servicios de agua potable y saneamiento básico, entre otros; despojando y saqueando los territorios y los recursos de la naturaleza; y para evitar que protestemos hace uso de la violencia estatal y paraestatal como mecanismo de represión a la clase popular. Es así, que mientras a nivel nacional e internacional el Estado habla del logro de la paz, en los territorios se criminaliza la protesta social a través de la Ley de Seguridad Ciudadana y Nuevo Código de Policía, asesinando a más de 70 líderes sociales y defensores de DDHH en lo corrido de 2018; se concesionan nuevos títulos mineros, licencias petroleras e hidroeléctricas; aumento de impuestos; aumento de los precios de la canasta básica familiar; se implementan leyes lesivas para el campesinado colombiano como la ley de delimitación de páramos y ley ZIDRES; se aumentan los peajes y el costo de los combustibles; reducción de presupuestos para salud y educación; se cortan derechos de los trabajadores como a un salario digno y prestaciones sociales; entre otros.
Abogamos por una paz que abarque la garantía plena de derechos fundamentales para la vida digna y la permanencia de los pueblos en sus territorios. Por tanto, saludamos el espacio de diálogo entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional tendiente a buscar una salida política al conflicto armado. Sin embargo, consideramos que estos diálogos sólo serán fructíferos en la medida que aborden de fondo, temas transcendentales como la participación efectiva y vinculante de los sectores populares; se garanticen espacios en los que la comunidades discutan y generen una nueva política minero energética y ambiental para el país, donde se priorice el interés colectivo, la soberanía popular, la transferencia de tecnología, y sobre todo, el respeto a los ecosistemas estratégicos para la vida como son los páramos, parques naturales, territorios colectivos, territorios ancestrales, y diferentes formas autónomas de organización territorial de los campesinos; los actores armados respeten a la población civil y las dejen por fuera sus acciones bélicas; desmonte efectivo de las estructuras paramilitares; verdad y justicia frente a los crímenes de Lesa Humanidad y crímenes de Estado; garantías para la participación, la vida y el ejercicio de la labor social de los líderes y liderezas sociales en los territorios.
Ratificamos nuestro compromiso con la construcción de paz. Por ello, continuaremos fortaleciendo nuestras organizaciones sociales; materializando los programas y proyectos contemplados en nuestro Plan de Vida; haciendo uso de la movilización social como herramienta para defender la vida y los territorios.
Nos disponemos a desarrollar este Diálogo Nacional de mujeres por la Paz, como una metodología que garantiza la participación de las mujeres y sus procesos sociales, fortalece los lazos de articulación y unidad, rescata y visibiliza las agendas propias. Desde este escenario las mujeres discuten y plantean sus apuestas políticas que históricamente han construido desde los territorios y que van encaminadas a transformar las realidades sociales de desigualdad e inequidad que vivimos actualmente. Apostamos porque este escenario sea reconocido por la Mesa de Diálogo de la Habana entre el Gobierno Nacional y el ELN, se garantice las condiciones para su continuidad, y los análisis y propuestas surgidas aquí, sean tenidas en cuenta en el proceso como parte de la visión de país que tiene el pueblo colombiano.
Teniendo en cuenta que las partes han pactado un cese bilateral de hostilidades entre sí, exigimos al Estado cesar las agresiones contra el pueblo incluyendo represión, asesinatos, judicialización, impuestos, subasta de los territorios, etc., a fin que sea éste el mayor beneficiado y no el Estado y las trasnacionales.
Mantendremos viva la memoria histórica de los crímenes cometidos en nuestros territorios, como un compromiso ético y moral con nuestros muertos, desaparecidos y prisioneros políticos, sus sueños y esperanzas, así como una herramienta contra el olvido y la impunidad.
No renunciaremos a la movilización social pese a la represión, continuaremos tomándonos las calles y vías del país para denunciar la violencia sufrida y exigir nuestros derechos. Es así como nos preparamos para el Gran Cabildo de Mujeres en marzo de 2019 y las jornadas de movilización nacional que le apueste a cambios y transformaciones que beneficien al pueblo.
Continuaremos con la campaña propuesta por la Juntanza “Mujer tu Palabra Decide” que inició el 8 de marzo y concluirá el 25 de noviembre del 2018.
Agradecemos a la Mesa de Diálogo y conversaciones entre el Gobierno Nacional y el ELN que facilitaron la comunicación en este espacio, a la MAPP OEA, a FOKUS y a la EMBAJADA DE SUECIA EN COLOMBIA.
¡POR UNA PAZ CON SOBERANÍA Y JUSTICIA SOCIAL! DIÁLOGO REGIONAL DE MUJERES POR LA PAZ CENTRO ORIENTE DE COLOMBIA